Principios y Directrices para Diezmar, Capítulo 1, parte 2
Nehemías 12:44
En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas, de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían.(RVR)
Nehemías 10:32-39
Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios; para el pan de la proposición y para la ofrenda continua, para el holocausto continuo, los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios. Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro Dios, según las casas de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro Dios, como está escrito en la ley. Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol. Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios; que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas, y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de nuestra tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades; y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví la ofrenda del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios.(RVR)
2 Crónicas 31:11-21
Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová; y las prepararon. Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías, el principal, y Simei su hermano fue el segundo. Y Jehiel, Azazías, Nahat, Asael, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaía, fueron los mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por mandamiento del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de Dios. Y el levita Coré hijo de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo de las ofrendas voluntarias para Dios, y de la distribución de las ofrendas dedicadas a Jehová, y de las cosas santísimas. Y a su servicio estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías, en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos sus porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor; a los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, a todos los que entraban en la casa de Jehová para desempeñar su ministerio según sus oficios y grupos. También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas paternas; y a los levitas de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios y grupos. Eran inscritos con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda la multitud; porque con fidelidad se consagraban a las cosas santas. Del mismo modo para los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de sus ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas. De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de Jehová su Dios. En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado.(RVR)
1 Corintios 16:1-2
En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.(RVR)
2 Corintios 8:1-24
Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia; que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aun más allá de sus fuerzas, pidiéndonos con muchos ruegos que les concediésemos el privilegio de participar en este servicio para los santos. Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en vuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro. Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no sólo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tengáis. Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. Porque no digo esto para que haya para otros holgura, y para vosotros estrechez, sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros. Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros. Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias; y no sólo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad; evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres. Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo. Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.(RVR)
Jesús pagó un precio infinito para redimir al mundo, y se le entregó en sus manos la raza humana; llegó a ser su propiedad. Sacrificó su honor, sus riquezas y su hogar glorioso en la cortes reales y se convirtió en el hijo de José y María. José era uno de los artesanos más humildes de su tiempo. Jesús también trabajó, vivió una vida de privaciones y afanes. Cuando comenzó su ministerio, después de su bautismo, soportó un ayuno agonizante de casi seis semanas. No fueron meramente los dolorosos retortijones del hambre lo que hizo que sus sufrimientos fueran indeciblemente severos, sino que fue la culpa de los pecados del mundo lo que lo abrumaba muy pesadamente. El que no conocía pecado fue hecho pecado por nosotros. Con este terrible peso de culpa sobre sí a causa de nuestros pecados resistió la prueba terrible del apetito, y del amor al mundo y al honor, y del orgullo de la ostentación que conduce a la presunción. Cristo soportó estas tres grandes tentaciones capitales y venció en favor del hombre, obrando para él un carácter justo, porque sabía que el hombre no podía lograrlo por sí mismo. Sabía que Satanás iba a asaltar a la raza humana en estos tres puntos. El enemigo había vencido a Adán y se había propuesto seguir adelante con su obra hasta completar la ruina del hombre. Cristo entró en el campo de batalla en favor del hombre a fin de vencer a Satanás en su lugar, porque sabía que el hombre no podría vencerlo por cuenta propia. Cristo preparó el camino para el rescate del hombre mediante su propia vida de sufrimiento, abnegación y sacrificio, y mediante su humillación y muerte final. Le trajo ayuda al hombre para que éste, siguiendo el ejemplo de Cristo, pudiera vencer en su favor, así como Cristo había vencido para él.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”. 1 Corintios 6:19, 20. “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es”. 1 Corintios 3:16, 17. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”. 2 Corintios 6:14-18.
-Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 410-411
16 de mayo de 1893
La liberalidad, fruto del amor
(Concluido.)
En el sistema bíblico de diezmos y ofrendas, las cantidades pagadas por diferentes personas variarán, por supuesto, mucho, puesto que son proporcionales a sus ingresos. En el caso del pobre, el diezmo será una suma comparativamente pequeña, y sus donaciones serán conforme a su capacidad. Pero no es la grandeza de la donación lo que hace que la ofrenda sea aceptable a Dios; es el propósito del corazón, el espíritu de gratitud y amor que expresa. No dejen que los pobres sientan que sus donaciones son tan pequeñas que no son dignas de atención. Dénlas conforme a su capacidad, sintiendo que son siervos de Dios, y que Él aceptará su ofrenda.
Aquel a quien Dios ha confiado un gran capital, si ama y teme a Dios, no encontrará como una carga satisfacer las demandas de una conciencia iluminada de acuerdo con las exigencias de Dios. Los ricos se sentirán tentados a entregarse al egoísmo y la avaricia, y a negar al Señor lo que les pertenece. Pero el que es fiel a Dios, cuando sea tentado, responderá a Satanás: “Escrito está: “¿Robará el hombre a Dios?” “¿Qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué dará el hombre a cambio de su alma?”
Las ofrendas hechas a Dios por su pueblo profeso serían mucho mayores si no fuera por el amor egoísta a la comodidad, las necesidades fabricadas, la falta de economía, el amor a los lujos, la gratificación del apetito, el deseo de complacerse a sí mismo. Pero la vida y el carácter de Cristo y las lecciones que ha dado a sus seguidores no presentan ningún estímulo para el egoísmo. ¿Cuánta autocomplacencia tuvo Cristo en su vida? Él por amor a nosotros se hizo pobre, para que nosotros por medio de su pobreza fuéramos ricos. Y dijo: “El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. La autocomplacencia, la complacencia propia, el orgullo y la extravagancia deben ser renunciados. No podemos ser cristianos y gratificar estas propensiones. No podemos amar a Dios por encima de todo y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y dedicar a nuestro propio uso los medios que se nos confiaron para honrar y glorificar a Dios. Necesitamos hacer una aplicación práctica de las lecciones de la vida y las enseñanzas de nuestro Salvador.
En vista de todos los dones que Dios nos ha dado, se hace la pregunta: “¿Robará el hombre a Dios?”, como si tal pecado no fuera posible. Pero el Señor declara: “Me habéis robado”. Dios lee el pensamiento codicioso en todo corazón que se propone privarlo de algo. Dios ve a los que son egoístas y descuidados en pagar sus diezmos y llevar sus ofrendas a la tesorería. El Señor Jehová lo entiende todo. Así como se escribe ante él un libro de memoria de los que temen al Señor y piensan en su nombre, así también se lleva un registro de todos los que se están apropiando de los dones que Dios les confió para que los usen en la salvación de las almas.
Nunca debemos olvidar que estamos siendo puestos a prueba en este mundo para determinar nuestra aptitud para la vida futura. Nadie puede entrar al cielo si su carácter está manchado por la mancha del egoísmo. Por lo tanto, Dios nos prueba aquí, al confiarnos posesiones temporales, para que nuestro uso de ellas muestre si se nos pueden confiar riquezas eternas. Y está cerca el tiempo en que el caso de cada alma será decidido para siempre. “Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve”.
Los que tienen en mente las realidades eternas, que aman al Señor con todo el corazón, el alma y las fuerzas, y a su prójimo como a sí mismos, cumplirán concienzudamente con todo su deber, como si se descolgara la cortina y pudieran ver que están trabajando teniendo en mente el universo celestial. El espíritu de liberalidad cristiana se fortalecerá a medida que se lo ejerza, y no necesitará ser estimulado de manera malsana. Todos los que poseen este espíritu, el Espíritu de Cristo, con alegre presteza depositarán sus dones en el tesoro del Señor. Inspirados por el amor a Cristo y a las almas por las cuales murió, sienten un intenso fervor por cumplir su parte con fidelidad.
Si todos los que se consideran hijos e hijas de Dios cumplieran concienzudamente con sus obligaciones para con Dios y sus semejantes en cuanto a los diezmos y las ofrendas, una abundancia fluiría a la tesorería para sostener la obra de Dios en sus diferentes ramas por todo el mundo. A medida que impartieran, el Señor abriría caminos por los cuales podrían dar continuamente, porque continuamente estarían recibiendo. Entonces no habría ocasión de hacer apelaciones para obtener medios para sostener la causa. Si el principio de dar al Señor lo que es suyo se llevara a cabo regular y sistemáticamente, Dios lo reconocería. “Yo honraré a los que me honran”.
“Esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará. Cada uno dé como propuso en su corazón; no con tristeza ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra (como está escrito: Repartió; dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan para comer suministrará, y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia), para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios”.
Las ofrendas que son fruto de la abnegación motivada por el amor están representadas por las palabras que Dios dirigió a Cornelio: “Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios”. ¿Quién no desea tales memoriales, obras que estén delante de Dios como una voz que habla en favor del agente humano, manteniendo nuestros nombres frescos y fragantes en el santuario celestial?
La limosna y la oración deben ir unidas; ambas son ofrendas a Dios, y la una es el complemento de la otra. No basta con orar y tener buenas intenciones. Todos los cristianos tienen la obligación de trabajar y sacrificarse con el mismo espíritu con el que Cristo trabajó por la salvación de las almas. El Señor no sólo nos ha dado como administradores suyos talentos y medios para devolverlos al Dador, sino que nos ha dotado de facultades mentales para que las usemos para él. Nos ha hecho administradores de su gracia, para que tanto los dones espirituales como los temporales se empleen para la salvación de las almas y la gloria de Aquel que tanto amó al mundo que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
Los campos se están abriendo por todas partes, pidiendo un predicador viviente. En casa y en el extranjero hay vacantes que no parecen poder llenarse. Sin embargo, hay un gran número de personas que tienen la luz de la verdad, y si éstas hicieran todo lo que estuviera a su alcance para dar luz a otros, ¡cuánto se podría lograr! No todos pueden ser predicadores de la palabra, pero en sus propios hogares todos podrían hacer algo por Cristo. Podrían hacer una buena obra entre sus vecinos. Si pusieran su mente y su corazón en la obra, podrían idear planes mediante los cuales podrían ser útiles en una pequeña forma, cualquiera que fuera su posición. Las oportunidades cada vez mayores de ser útiles, las oportunidades providenciales para que se presente la palabra de Dios, demandan nuestras ofrendas de tiempo, intelecto y dinero, donaciones grandes y pequeñas, según Dios nos haya prosperado, para abrir un camino para la verdad en los lugares oscuros de la tierra, para establecer el modelo de la justicia y para promover los intereses del reino de Cristo. Los ángeles celestiales están esperando unirse con el agente humano, para que muchas almas puedan escuchar y ser impresionadas por el Espíritu Santo, y se conviertan.
Por mucho tiempo hemos estado esperando la venida del Señor, pero ¿estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para apresurar su venida? “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento”. Mientras el Señor está siempre obrando, mientras todo el cielo está ocupado en la obra en la tierra para atraer a los hombres a Cristo y al arrepentimiento, ¿qué están haciendo los agentes humanos para ser canales de luz, a fin de que puedan cooperar con los agentes divinos? ¿Están preguntando diariamente: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?” ¿Están practicando la abnegación, como lo hizo Jesús? ¿Están profundamente conmovidos, sus corazones entregados en oración a Dios para que puedan recibir de su gracia, el Espíritu Santo de Dios, para que puedan tener sabiduría para trabajar con su habilidad y sus medios para salvar a las almas que están pereciendo lejos de Cristo?
“Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”
-La Revista y el Heraldo
Se desprecia la misericordia
Esa noche de prueba para los hebreos no la pasaron confesando y arrepintiéndose de sus pecados, sino ideando alguna manera para resistir las evidencias que les mostraban que eran grandes pecadores. Todavía acariciaban su odio envidioso hacia los hombres nombrados por Dios y se fortalecieron en su conducta alocada de resistir la autoridad de Moisés y Aarón. Satanás estaba cerca para pervertir el juicio y guiarlos a ciegas a la destrucción. Sus mentes se habían envenenado completamente con desafecto, y habían llegado a la conclusión fuera de toda duda de que Moisés y Aarón eran hombres malvados, y que eran responsables por la muerte de Coré, Datán y Abiram, a quienes consideraban que habrían sido los salvadores de los hebreos al traer un mejor orden de cosas, donde la alabanza tomaría el lugar de la reprensión, y la paz el lugar de la ansiedad y el conflicto.
El día anterior, todo Israel había huido alarmado ante los gritos de los pecadores condenados que descendieron al abismo; porque dijeron: “No nos trague también la tierra”. Números 16:34. “El día siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo de Jehová”. vers. 41. En su indignación estaban listos para atacar violentamente a los hombres designados por Dios, quienes, según ellos creían, habían cometido un gran error al matar a aquellos que eran buenos y santos.
Pero la presencia del Señor se manifestó en su gloria sobre el tabernáculo, y el rebelde Israel fue detenido en su curso demente y presuntuoso. La voz del Señor desde su terrible gloria les habla ahora a Moisés y Aarón con la misma orden que les había dado el día anterior para dirigirse a la congregación de Israel: “Apartaos de en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento”. Números 16:45.
Aquí encontramos una impresionante exhibición de la ceguera que envuelve a las mentes humanas que se apartan de la luz y la evidencia. Vemos la fuerza de la rebelión que se ha arraigado, y cuán difícil es someterla. Seguramente los hebreos habían tenido la evidencia más convincente en la destrucción de los hombres que los habían engañado; pero todavía resistieron en forma audaz y desafiante, y acusaron a Moisés y Aarón de matar a hombres buenos y santos. “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación”. 1 Samuel 15:23.
Moisés no sentía la culpa del pecado y no se alejó rápidamente ante la palabra del Señor para dejar que la congregación pereciera, como los hebreos que habían huido de las tiendas de Coré, Datán y Abiram el día anterior. Moisés se dilató, porque él no podía consentir en dejar que pereciera toda esa vasta multitud, aunque sabía que merecían el castigo de Dios por su persistente rebelión. Se postró ante Dios porque el pueblo no sentía la necesidad de humillarse; hizo mediación por ellos porque no sentían necesidad de intercesión en su favor.
Moisés aquí simboliza a Cristo. En este momento crítico Moisés manifestó el interés del verdadero Pastor por el rebaño que está a su cuidado. Imploró que la ira de un Dios ofendido no destruyera completamente al pueblo de su elección. Y por su intercesión detuvo el brazo de la venganza, para que no fuera exterminado completamente el Israel desobediente y rebelde. Le dio instrucciones a Aarón en cuanto a qué hacer en esa terrible crisis cuando la ira de Dios se había manifestado y había comenzado la plaga. Aarón se mantuvo de pie con su incensario, agitándolo ante el Señor, mientras la intercesión de Moisés ascendía con el humo del incienso. Moisés no se atrevió a cesar sus ruegos. Se aferró a la fuerza del Ángel, como hiciera Jacob en su lucha nocturna, y como Jacob, prevaleció. Aarón estaba entre los vivos y los muertos cuando llegó la misericordiosa respuesta: He oído tu oración, y no consumiré completamente. Los mismos hombres a quienes la congregación despreciaba y a quienes habrían dado muerte fueron los que intercedieron en su favor para que la espada vengadora de Dios pudiera enfundarse y el Israel pecador fuera perdonado.
-Testimonios para la Iglesia, Tomo 3, 393-394
Éxodo 23:19
Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito en la leche de su madre.(RVR)
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